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jueves, 9 de agosto de 2012

Texto número 9.



Miedo. Hay veces que lo sientes y no sabes cómo esquivarlo. Sientes que te golpea fuerte y que te mantiene encerrado en un pequeño baúl de cristal. Sin aire. Sin espacio. Estás solo. Bueno no, él está contigo. Aunque pensándolo bien, preferirías que estuviera lejos. Quieres que se vaya. Que huya. Pero no. Eres tú el que tiene que huir. Te sientes cada vez menos. Y menos. Y menos. Hasta que sientes que ya no eres nada. Mejor dicho, ya no eres nadie. El miedo se apodera de ti. De lo que eres. De lo que sueñas. De lo que buscas. Ya no eres tú. Ahora eres sólo miedo. Y eso no puede ser bueno. El miedo es como una manta que nos deja los pies descubiertos. Y creemos que antes o después, se cansará. Y se irá de nosotros. Pero el miedo no se cansa. El miedo no camina. Ni corre. El miedo siente. Como tú. Y como yo. Lo realmente malo del miedo no es que se aferre a nosotros. Es que a veces consigue que nosotros nos aferremos a él…





2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog, y me gusta!!!!
    todo lo que escribes es genial.
    Te sigo

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  2. Yo tampoco conocía tu blog y me gustó! Te sigo.
    Gracias por tu comentario, te espero!
    Un beso ♥

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