C, ni llora ni
siente. Eso dice. Ay…ni ella se lo cree. Lo que no sabe es que la miro mientras
duerme cada noche. Y antes de cerrar los ojos. Piensa. No se en qué. Pero las
lágrimas se asoman a sus ojos mientras lo hace. Y se nota triste. Cómo si
deseara bloquear su pensamiento. Sus sentimientos, más bien. Y cuando se
despierta se maquilla como de costumbre. Y casi logra disimular que ha dormido
tres horas y ha llorado siete. Y a pesar de que C nunca fue demasiado astuta,
siempre se le ha dado bien mentir. Por eso cuando M le pregunta qué tal ha
pasado la noche, C contesta con la mejor de sus sonrisas y dice: entre sueños
de algodones y la más tonta de las alegrías…
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