Hay un momento en la vida que te detienes. Te paras en seco. Observas lo que te rodea. Lo que te importa. Y lo que no. Te das cuenta de que estás atrapada en un callejón oscuro. Y no ves la salida. Piensas que ya fué suficiente. Y dices: ¡ Basta ! Ya no crees ni confías. Y todo se vuelve frío. Se convierte en hielo. Te proteges. Usas una coraza que te impide mostrar tu verdadero ser. Creas muros que nadie puede saltar. Y así evitas el daño. Lo haces bien. Está dando el resultado que buscabas...Ahora solo me queda aconsejarte que tengas cuidado, porque normalmente los corazones que optan por no sentir nada acaban convertidos en piedra.
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lunes, 20 de agosto de 2012
domingo, 19 de agosto de 2012
Texto número 13.
Miénteme. No vuelvas a decirme que me quieres. Tú sabes que en el amor se me hace fácil la ilusión. No vengas diciendo que nunca habías sentido nada igual. Que hay algo superior a ti que te empuja a querer tenerme cerca. Tan cerca como para que los latidos de mi corazón se queden grabados en tu memoria. Y no se olviden nunca. Tanto como para tener la necesidad de tenerme en tu cama cuando amanezca cada mañana y saber que soy para ti. Nunca he sido mujer de aventuras. Tú lo sabes bien. Yo prefiero amar. Soy puro fuego. En cambio, tú...eres frío como el hielo. Y eso conmigo no va. Dices que no quieres hacerme daño, pero lo siento amor, la vida me enseñó que no todas las palabras tienen valor.
miércoles, 15 de agosto de 2012
Texto número 12.
Echarte de menos. Y querer que estés en cada momento. En cada alegría. Y en cada pena. Y querer que me quieras. No tanto como yo a ti. No podrías. Pero sí a tu manera. Con tus manías. Con tus locuras. Con esos arrebatos que consiguen volverme loca. Tanto como me vuelves tú. Y me encanta. Así, tal cual...Me encanta que aparezcas de la nada y me abraces por la espalda. Que miremos las estrellas y apuntemos hacia el cielo. Como si pudiéramos echar a volar. Yo sé que no. Que eso no es posible. Pero tú me haces sentir que puedo con todo. Que a tu lado no hay miedos. Ni imposibles. Que todo es cuestión de sonreír. Sonreír y amar. Y sentirse amado. Eso es lo más grande. Eso es lo que tú me das. Y lo que yo espero darte siempre...
martes, 14 de agosto de 2012
Texto número 11.
C, ni llora ni
siente. Eso dice. Ay…ni ella se lo cree. Lo que no sabe es que la miro mientras
duerme cada noche. Y antes de cerrar los ojos. Piensa. No se en qué. Pero las
lágrimas se asoman a sus ojos mientras lo hace. Y se nota triste. Cómo si
deseara bloquear su pensamiento. Sus sentimientos, más bien. Y cuando se
despierta se maquilla como de costumbre. Y casi logra disimular que ha dormido
tres horas y ha llorado siete. Y a pesar de que C nunca fue demasiado astuta,
siempre se le ha dado bien mentir. Por eso cuando M le pregunta qué tal ha
pasado la noche, C contesta con la mejor de sus sonrisas y dice: entre sueños
de algodones y la más tonta de las alegrías…
lunes, 13 de agosto de 2012
Texto número 10.
Me pregunto qué se le
pasará por la mente a una persona que decide acabar con todo. Que decide no
vivir más. No más llantos. Pero tampoco más alegrías. Una decisión fatal. Que
marca un antes y un después. Y no. Para ese alguien ya no habrá un después.
Todo acabará ahí. En ese puente. En esa carretera. En esa cuerda. Mil formas de
terminar. Y como resultado el mismo final. Nadie sabe qué debe sentir esa
persona. Lo que debe estar sufriendo. O simplemente lo que no se atreve a
luchar. Y esa sería la peor forma de que todo acabara. Porque aunque a veces
nos encontremos encerrados en un callejón a oscuras y no veamos una salida.
Podemos detenernos. Y mirar mejor. Y ver que hay un agujero con un poco de luz.
Y esa luz solo puede ser señal de que al otro lado del muro hay vida. No será
fácil. Pero los agujeros están para escarbarlos. Para quitar la tierra que hay
encima. Para que se nos permita ver que hay ahí. Quizás todo lo que nosotros
tenemos que hacer es seguir respirando. Respirar y reiniciar. Lo demás viene
solo…
jueves, 9 de agosto de 2012
Texto número 9.
Miedo. Hay veces que
lo sientes y no sabes cómo esquivarlo. Sientes que te golpea fuerte y que te
mantiene encerrado en un pequeño baúl de cristal. Sin aire. Sin espacio. Estás
solo. Bueno no, él está contigo. Aunque pensándolo bien, preferirías que
estuviera lejos. Quieres que se vaya. Que huya. Pero no. Eres tú el que tiene que
huir. Te sientes cada vez menos. Y menos. Y menos. Hasta que sientes que ya no
eres nada. Mejor dicho, ya no eres nadie. El miedo se apodera de ti. De lo que
eres. De lo que sueñas. De lo que buscas. Ya no eres tú. Ahora eres sólo miedo.
Y eso no puede ser bueno. El miedo es como una manta que nos deja los pies
descubiertos. Y creemos que antes o después, se cansará. Y se irá de nosotros.
Pero el miedo no se cansa. El miedo no camina. Ni corre. El miedo siente. Como
tú. Y como yo. Lo realmente malo del miedo no es que se aferre a nosotros. Es
que a veces consigue que nosotros nos aferremos a él…
domingo, 5 de agosto de 2012
Texto número 8.
jueves, 2 de agosto de 2012
Texto número 7.
Pocas veces se había
sentido especial. Y lo era. No necesitaba dormir para soñar. Ni ser perfecta
para mirarse al espejo y sonreír. No quería saber de historias con finales
tristes. “Mientras hay vida, queda esperanza”, ese era su lema. Su motivación.
Sus ganas de seguir. Y de cambiar su rumbo. Le sobraban ganas de vivir. De
amar. De sentir la felicidad en la palma de su mano. Y mientras se hacía más y
más grande la ilusión, se quedaba sentada en aquel pequeño banco de la ciudad,
sacaba pluma y papel, y empezaba a escribir:
COSAS QUE HACER ANTES
DE MORIR
1.- Sonreír al menos
una vez al día.
2.- Recorrerme Madrid
en moto.
3.- Hacer el amor en
la playa.
4.- Subir al puente
más alto que encuentre y gritar que soy feliz.
5.- Conocer a alguien
especial.
6.- Decir un “te
quiero” sincero.
7.- Mojar los pies en
un charco.
8.- Subirme a un taxi
y decir “Siga a ese coche”.
9.- Bailar bajo la
luna al son de tres violines.
10.- Escuchar música
antes de dormir y antes de despertarme.
11.-Hacer un
graffiti.
12.- Saltar a un
campo de fútbol justo en mitad del partido.
13.- Correr, correr
mucho.
14.- Sentir la
libertad.
15.- Teñirme el pelo.
16.- Disfrutar una
semana en un Spa.
17.- Visitar a mis
amigos de la infancia.
18.- Grabar una
película.
19.- Pero sobretodo,
sentirme viva.
20.- Y vivir.
Y es que cuando el
adiós se acerca. Puedes decidir dos cosas. O aprovechas o te hundes. Hubiera
dado todo porque no llegara el final. Pero ese era su momento. Esa era su hora.
Y no podía hacer más que rezar por tener suerte. Por no quedarse sin aire antes
de cumplir sus sueños. Sólo pedía eso. Nada más.
miércoles, 1 de agosto de 2012
Texto número 6.
Nada más bonito que eso. Vivir en libertad. Sin condiciones. Sin prisas ni retrasos. Sin llegadas ni huidas. Sin dar explicaciones. Siendo tu misma. Siendo feliz. Sin miedo a nada. Ni a nadie. Intentando superarte cada día. Con ambición. Con ganas de más. Queriendo comerte el mundo. Saborearlo bien. Cerca de la gente que quieres. Y que te quiere. Pisando fuerte. Dejando huella. De las que no se borran. Y convertirte en un buen recuerdo. En alguien que vale la pena conocer. No quiero críticas. Errores ni perfecciones. Me equivoco más de lo que debería. Por dejarme llevar. Pero así soy yo. No sé entregarme de otra forma. Y me gusta. Me gusta que hablen de mi. Aunque no siempre sea bien. Porque cuando todo acabe. Eso es seguro. Podré decir que he sido feliz. Más que ninguno de ellos. Por no atreverse. Por miedo al qué dirán. A lo que piensen. Porque yo podría ser cualquier cosa...menos infiel a lo que siento.
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