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domingo, 22 de julio de 2012

Texto número 3.


Pero que no, no había manera de hacerte entender que a veces es necesario dejarse llevar. ¿Qué bien suena, no? Nunca quisiste creer ni querer. Yo no te pedía un “para siempre”, lo que yo quería era ofrecerte momentos de felicidad. Cogerte de la mano y salir corriendo a buscarte cada mañana al ver que te has ido de mi cama, y pedir que te quedes cinco minutos más. Aunque sea en silencio. Aunque sea de lejos. Pero no tan lejos como para no poderte ver. A cierta distancia. Así. Que me des la oportunidad de mirarte un poco más antes de preparar el desayuno y llevártelo a la cama. Sólo pedía que te dejaras querer. Pero al parecer, para ti, pedía demasiado.




2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. buena entrada, me identifique ojala me dejase llevar mas,
    Besos y gracias por comentarme en mi blog, significa mucho para mi cada comentario. :)

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